domingo, 26 de febrero de 2012

XIV MARATÓN DE ESPADÁN




Cuenta la leyenda, que tras la Batalla de Maratón (490 A.C.), al soldado-correo Filípides le fue ordenado recorrer la distancia hasta Atenas para comunicar la victoria. En recuerdo de este hecho nace la moderna prueba atlética, con sus 42,195 kms.

Pues a realizar esta gesta atlética donde las haya nos dispusimos tres miembros del Siempre Remontando. A excepción de Diego, que completó el recorrido en la edición anterior, nunca nos habíamos enfrentado a esta mítica distancia. Eso sí, sabíamos lo que era terminar la carrera de montaña del Calamorro, y subir y bajar La Sagra desde La Puebla de don Fadrique.





itinerario

Según dicen, Filípides murió de cansancio nada más dar la noticia a los atenienses, aunque probablemente no fuera así. Parece más lógico pensar que, si en verdad murió, lo haría a causa de las heridas, pues aunque era un correo, seguro que no estuvo “sentado” hasta que terminara la batalla, esperando el desenlace para salir corriendo.



Estudiando el recorrido la tarde anterior

Así pues, sabiendo que no nos iba la vida en ello, nos plantamos en la salida, unos más nerviosos que otros: la distancia y el desnivel imponían respeto.
¿Qué mejor manera de estrenarnos en la distancia que una maratón de montaña? digo más, en honor al origen de la prueba, no deberían existir maratones ni “llanas”, ni “asfálticas”… ¿Os imagináis a Filípides corriendo la Maratón de Córdoba? Seguro que acababa lesionado…



Todavía con cara de sueño

Nuestro lema

Con un día espléndido, unas 700 personas nos presentamos en Segorbe. Y como somos muy educados, respetuosamente dejamos pasar a 697 y empezamos a callejear, admirando las murallas de la ciudad sin retener a nadie…


Primeros pasos

En breve dejamos atrás las últimas casas, y nos adentramos en bonitos campos de almendros en una zona de típica media montaña mediterránea.
Sin prisas, que quedaba mucho día por delante, fuimos departiendo estos primeros kms. hasta el primer avituallamiento, y tras una preciosa subida con el Río Chico a nuestros pies, hasta Vall de Almonacid.
Después de un tentempié y breve descanso, comenzamos a subir unas duras rampas, con Raúl en el furgón de adelante y Diego unos pasos por detrás.


Raúl frenado por la fila...

Diego y el Castillo de Vall de Almonacid


A lo tonto fuimos ganando altura, y también temperatura, que para ser fines de febrero pegaba bien el solano.


"por los caminos", como le gusta decir a Diego...

                                          

El caso es que Diego empezó a descolgarse poco a poco, y Raúl se me iba cada vez más, pero… ¡ahí que estábamos los tres al completo en el avituallamiento del km. 16, donde nos levantó el ánimo ver a Emma y Loli al pie del cañón!
Después de pensar un rato en lo que llevávamos y en lo que quedaba, nos pusimos en camino, pero pronto Diego tuvo que tomar la decisión más dura que se le presenta a un corredor:  abandonar.
Pero no creáis que acabó ahí la jornada para Diego: retrocedió al avituallamiento, pero ya se había ido el “coche escoba”, por lo que tuvo que continuar en solitario hasta la media maratón, donde muy a su pesar puso fin a su participación. Nada desdeñable 21 kms. por montaña cuando no tienes un día fino.

Pues ahí que seguimos barranco arriba Raúl y yo, más andando que corriendo, en dirección al Pico Espadán. Aún andando, y tirando de calidad, continuamos nuestra particular “remontada”, que no cesaría hasta la esperada meta…
Momento cumbre en el Pico, que no inmortalizamos juntos porque alguien nos echó una foto fallida, aunque las sensaciones ahí quedan.



EN EL PICO ESPADÁN

Desde la cumbre, comenzamos la bajada con una zona descarnada, para pronto atravesar unas pedreras disfrutonas. Después, para mí una de las partes más bonitas del recorrido: la bajada del Barranco de Almanzor hasta Almedíjar, siempre cerca del río. Pero hasta los kilómetros cuesta abajo cuentan, que esto no es montar en bici, y ya empezábamos a notar esa sensación de "vacío" en las piernas…


Trepando hacia Almedíjar


En Almedíjar, nuevo subidón de moral: allí estaban Emma y Loli para apoyarnos. Situación: kilómetro 33 de carrera, comida y bebida en el avituallamiento, charlando con mis padres por teléfono, Diego esperando en meta nuestra llegada triunfal…..

Bueno, pues tardó 500 mts. en llegar el tío del mazo, como dicen en ciclismo, o toparnos con el muro, como dicen los maratonianos: parecía que alguien había toqueteado nuestro ordenador de a bordo y había puesto el piloto automático sin consultarnos. Sobre las dos de la tarde. Mucho calor. Imposible subir el ritmo. Cada kilómetro se hacía muy largo. ¿por qué no habrá avituallamientos cada 500 mts? Llegamos a un pueblo que creíamos Segorbe. No. Tres kilómetros más. La parte más fea del recorrido: cañaverales, un riachuelo con poca agua y mucho calor. El único cambio de ritmo que nos podíamos permitir era echar a andar. Intentamos hacerlo lo menos posible. La gente que pasábamos iba aún peor, muchos andaban para no correr más. Lo que se dice “recoger cadáveres”. Raúl y yo mano a mano. Tirando de compenetración y muchos kilómetros en nuestras piernas. O llegábamos juntos o no llegábamos. Y ahí estaba Diego, al pie de un rampón. Vuelta a andar. Ya intuimos la meta. Al fin. Calles. Asfalto. Cuesta abajo. Llegamos. Conseguido. Impresionante. Inolvidable. ¿Irrepetible?


CONSEGUIDO !!!!

y una imagen vale más que mil palabras; ahí está nuestra entrada y las fotos de meta:



















http://www.maratonespadan.com/



NOTAS Y SUPOSICIONES HISTÓRICAS

Algunos estudiosos dudan que Filípides realizara la distancia del campo de batalla hasta Atenas. Sostienen que fue mandado de Maratón a Esparta antes de la batalla a solicitar refuerzos, viendo la que se les avecinaba (más o menos 10.000 por el bando ateniense contra…… bueno, que tocaban a dos o tres persas, mínimo).
Y sabéis cual es la distancia aproximada entre Maratón y Esparta? pues unos 240 kms., que Filípides recorrería en un par de jornadas… también se rememora en la actualidad (ver “spartathlon”).

Lo que sí es cierto es que el ejército ateniense al completo (mejor dicho, los supervivientes) regresó a todo lo que daban sus piernas a Atenas, ya que temían que los persas, una vez embarcados en retirada, bordearan la costa y atacaran su ciudad aprovechando que no estaba guarnecida. Y debieron llegar a tiempo, al menos el grueso, ya que los persas, frente a la costa de Atenas, decidieron no desembarcar y dieron media vuelta. Seguro que en esa “maratón” no cerraron el control: estarían llegando heridos durante una semana….

¿Y nuestro amigo Filípides, se tomaría unos días libres, después de llegar a Esparta? Pues no creemos, más bien descansaría lo que tardaron los espartanos en preparar la marcha hasta la llanura de Maratón, no fuera a ser que hicieran falta….
Pero esa parte de la Historia ya la sabemos: para cuando llegaron, los atenienses ya habían resuelto la papeleta. Pero ya que estaban allí, pues se acercaron a Atenas a celebrarlo, como buenos compatriotas que eran: os los imagináis, bebiendo cerveza?:

-         ¿qué, machotes, os las apañasteis bien vosotros solos, no? - dice un espartano
-         Ya ves; se conoce que no os disteis mucha prisa, eh? - contesta un ateniense

Y cosas por el estilo….

En fin, amigos, que ya sabéis de dónde viene eso de poner a los reclutas a trotar todas las mañanas en el ejército……por si hace falta salir corriendo.

miércoles, 22 de febrero de 2012

ULTIMO ENTRENO ESPADÁN

ETAPÓN el pasado domingo: circular con salida y llegada en La Glorieta, subida el Puerto del Aire por la vereda y vuelta por la falda de la Mella.... 25 y pico, con un par de litros merecidos a la llegada.
Cogimos moral para lo que nos espera este domingo; si no llegamos a tener que sujetar a Phoskito (por cierto, todo un descubrimiento) quizá nos hubiéramos plantado en la cima.....

Miguelón, te echaremos de menos en el Espadán!!



PHOSKITO